LA MUERTE PEQUEÑA DE ANDALUCÍA
Si vas a Andalucía, que Dios te ampare de la muerte pequeña de sus cantares Que Andalucía puede muy bien matarte por bulerías.
Cuando se empina Cádiz para cantar, los ingleses se asoman a Gibraltar. Y nos envía una muerte pequeña por alegrías.
Dios te guarde, viajero por tu jornada, de una muerte pequeña de mi Granada. No se la siente, y en media granaina viene tu muerte.
Por Córdoba pasaron esta mañana con la muerte pequeña de la serrana. Que un bandolero se muere, como todos, por un te quiero.
Entre orillas de oro, grumete y llanto un fandango navega con su quebranto. Huye, chiquilla, que la muerte pequeña va por Sevilla.
Huelva de los mineros y la parrala; la pena con el vino, ¡cómo amargaba!. Y en contrabando iba la muerte chica sobre un fandango.
Muerte grande parece la malagueña, de morirse con tanta muerte pequeña. Málaga tiene muertes en cada esquina de los Percheles.
Entre los olivares iba el minero, el carbón en la sangre y en el sombrero. ¿Qué muerte, qué plomo que canta y mata va por Jaén?
Entre sol apiñado quiero quererte pa descansar un poco de tanta muerte. Me dan la via uvas y fandanguillos por Almería.
Duelen, mueren las calles, Semana Santa; muertecita de pena la pena canta. Por mi placeta, sembrando muertes grandes va la saeta.
¡Préstame tus pestañas para ocultarme!: los gitanos me siguen para matarme. ¡Corre, chiquilla, que ya me hirió de muerte la seguirilla!
Pasó junto a la fragua, y cien cuchillos brillaron bajo el golpe de los martillos. Cayó el ginete, con la muerte pequeña de un martinete.
¡Ay, las muertes pequeñas de los cantares, puñaladas y flores por soleares!
¡Por soleares...! Esta si que es la muerte de los cantares.
Que si canta Soleá, la muerte pequeña es una muerte grande y de verdad.
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